Por el Dr. Fernando Estévez Griego
El psicoanálisis nació en el siglo XX con la aparición de la obra de Freud sobre la interpretación de los sueños en 1900 y que quería, en un principio, comprender la naturaleza de las enfermedades llamadas funcionales para vencer lo que su autor consideró como impotencia médica en su tratamiento. Podemos entonces definir al psicoanálisis como un método para investigar los procesos anímicos y a la vez un método terapéutico de perturbaciones neuróticas basado en la investigación a la cual hacíamos referencia anteriormente. También podríamos definir el psicoanálisis como un conjunto de conocimientos psicológicos, adquiridos por esta investigación que ha constituido una disciplina científica.
Los pilares o bases fundamentales de la teoría psicoanalítica son: La hipótesis de la existencia de procesos psíquicos inconscientes, el reconocimiento de las teorías de las resistencias y represiones, la valoración de la sexualidad y del complejo de Edipo. Quien no esté de acuerdo con estos fundamentos, para Freud no puede contarse entre los psicoanalíticos. Freud establece en su esquema del psicoanálisis un principio de la Antítesis de instintos sexuales e instintos de yo. Esta tesis es su punto de partida para lo que él considera como un referente válido pues, a su entender, antes de la teoría psicoanalítica en psicología reinaba la total arbitrariedad respecto de este tema, pues cada psicólogo admitía tantos instintos como quería y además lo que su entender quería.
Teniendo en cuenta que los primeros estudios del psicoanálisis fueron las neurosis de transferencia, tales como la histeria y la neurosis obsesiva, los síntomas de éstas surgían como consecuencia de los impulsos sexuales que habían sido reprimidos por el yo (personalidad). El inconsciente entonces expresa indirectamente este fenómeno. La libido es la manifestación del amor, así como lo es el hambre del instinto de conservación. Lo que me parece sumamente importante de este trabajo de Freud es su afirmación de que el instinto sexual se podía descomponer en instintos parciales, y que cada instinto parcial se encuentra inmutablemente caracterizado por su fuerte, o sea, por aquella región del soma de donde extraía el mismo su estímulo.
Este concepto es la base misma de la Psicología Somática que parte desde Freud y su análisis psíquico hacia el análisis interrelacionado e interdependiente del soma. Freud plantea que puede distinguirse claramente que existe un objeto y un fin, el fin es siempre la satisfacción o descarga, pero si esto no acontecía podía evidenciarse una sublimación en la cual se sustituye el objeto, de tal manera que incluso un instinto sexual encuentra su satisfacción en un instinto no sexual.
El aparato psíquico: el psicoanálisis parte de un supuesto básico que es la vida mental, de la cual conocemos su órgano somático y teatro de acción que es el encéfalo o sistema nervioso y por otro lado nuestros actos de conciencia. Las nociones que Freud plantea sobre el aparato psíquico son las siguientes: denomina a la más antigua de las funciones mentales, Ello, a la que le otorga la facultad de contener lo heredado, lo innato, lo constitucionalmente establecido, los instintos originarios de la vida somática que alcanzan al Ello y que en aquel entonces Freud desconocía.
Bajo la influencia del mundo exterior y gracias a los órganos preceptores que reciben los estímulos del mundo, se genera en nuestra vida psíquica el Yo que obra como mediador entre el Ello y el mundo exterior. Así, el Yo gobierna la motilidad voluntaria como consecuencia de la relación existente entre la percepción sensorial y la actividad muscular. El Yo se percata de los estímulos y los acumula en la memoria aprendiendo a modificar el mundo exterior adecuándolo, cuando puede, a su propia conveniencia. (Este modificar el mundo exterior a su conveniencia no es otra cosa que el Deseo de Poder que alberga todo ser humano). Hacia el interior el Yo decide cuando tendrán lugar o no las satisfacciones de los ins-tintos, aplazando las mismas hasta que la oportunidad sea propicia en el mundo exterior.
El Yo sin embargo persigue el placer y trata de eludir el displacer. Cuando el displacer aumenta y el Yo capta este peligro inmediatamente genera angustia. El Yo se desconecta del mundo exterior cuando duerme. Cuando el ser humano vive en dependencia de sus padres o substítulos, el Yo está formando y esa influencia parental recibe el nombre de Superyo. El Super-yo sustituye posteriormente la figura de los padres por la de los educadores o ídolos, de esta forma el Superyo es lo recibido moralmente de los demás, mientras que el Yo es lo actual. Freud afirma un hecho comprobable tal vez en el delfín, que es que esta estructura psíquica puede ser aplicable a los animales superiores.
Otro punto de vital importancia en estos escritos es la definición clara de que el Ello tiene como propósito de vida satisfacer sus necesidades innatas. De esta forma se define a los instintos como las fuerzas que actúan tras las tensiones provocadas por las necesidades del Ello. Asimismo, los instintos pueden trocar su fin por desplazamiento y sustituirse en orden de importancia pasando la energía de unos a otros.
Desarrollo de la función sexual: Freud establece que la vida sexual no es tan sólo el impulso de poner en contacto los órganos genitales propios con los de otro individuo del sexo opuesto, acompañando este acto, del beso, caricia y otros actos similares, pues es evidente en el análisis freudiano que existen: 1) seres que son atraídos por personas del mismo sexo (homosexualidad), así como 2) personas cuyos deseos parecen ser sexuales pero descartan la utilización normal de los órganos sexuales llamados técnicamente “perversos”, así como 3) existen niños a los cuales se les ha apodado degenerados que a temprana edad manifiestan excitación por sus órganos sexuales.
Así, Freud arriba a comprobaciones fundamentales:
1) Que la vida sexual comienza poco tiempo después del nacimiento.
2) Separación del concepto sexual del de genital, siendo lo sexual un concepto más amplio que no necesariamente tiene relación directa con los órganos sexuales.
3) La vida sexual entonces se transforma en la función de obtener placer en zonas del cuerpo. La boca es a partir del nacimiento el primer órgano erógeno, seguido de una etapa sádicoanal, hasta desembocar en la fase fálica. Freud asimismo plantea que la humanidad ha sido herida en su amor propio por el avance científico. Menciona que una vez descubierto que la Tierra no es el epicentro del Universo, la ilusión narcisista general se ha desvanecido. Pero en su evolución cultural el ser humano, haciendo las veces de soberano de todos los seres de la Tierra, generó además un abismo entre él y ellos, negándole toda razón además de dotarse a sí mismo de un alma inmortal proveniente de su supuesto origen divino.
Pero Freud afirma además que el hombre, gracias a Darwin, no es nada distinto del animal n algo mejor que él y que, a esto, él lo llama la ofensa biológica, a la que le sigue la ofensa psicológica. Luego dedica en estos escritos su pluma, a la posibilidad del análisis profano, o sea a la posibilidad de un no médico se convierta en psicoanalista. Así analiza la creación de una cátedra de psicoanálisis en las Universidades donde afirma que antes de exponer el psicoanálisis debería realizarse un curso introductorio a las relaciones de la vida psíquica y la somática, que es el fundamento de cualquier tratamiento psíquico (psicoterapia), pues el psicoanálisis es, para cualquier estudiante, lo más apropiado para transmitir un conocimiento coherente de la Psicología.
Asimismo, Freud ve en el psicoanálisis un sistema que permite preparar el estudio de la Psiquiatría. Dotando al estudiante de una serie de cuadros clínicos que le permiten distinguir entre cuadros incurables, curables o aquellos que revisten cierta peligrosidad social. Freud dice que un analista profano no hallará dificultad en conquistar la consideración de un guía espiritual secular. Su propuesta es recibida en ciertos círculos posteriormente con beneplácito.
martes, 31 de julio de 2007
Libro EL SENTIDO DE LA VIDA de Alfred Adler
Por Fernando Estévez Griego Ph. D.
“El hombre sabe mucho más de lo que comprende.”
Adler
Adler comienza su libro indicando que como consejero médico, psicólogo y educador en escuelas y familias ha tenido la ocasión de lograr una visión de conjunto de un inmenso material humano, agregando que siempre se propuso no hacer ninguna alusión que él mismo no pudiera demostrar o ilustrar con su propia experiencia.
Así, declara que está abierto al análisis de lo singular, pues él mismo es el creador de la Psicología del Individuo. Adler ve al ser humano como una parte de la totalidad. Para él, cuando un estilo de vida equivocado se manifiesta lo hace porque no aparece un sentimiento de comunidad del individuo. Y la proximidad de una tarea como factor exógeno hace aparecer el síntoma: la neurosis, neuropsicosis, criminalidad, etcétera. Una vez que se desenmascara la falta de capacidad de convivencia cabe preguntarse dónde fue interceptado el sentimiento de comunidad.
Evidentemente, aquí no podemos hablar de un inconsciente ni de represión según Adler, quien propone para que comprendamos a un individuo que le preguntemos cuál es el sentido que él mismo tiene de la vida y del significado de su existencia. Captando en ese momento cuál es la disonancia entre el individuo y la comunidad. Adler establece un hecho relevante al argumentar que todo acto es el vector de nuestras energías y facultades y que el ser humano obra como si supiera hacia donde va, como si nuestra conducta dependiera de nuestra opinión preformada.
Así que nuestro parecer sobre los hechos importantes y trascendentales de nuestra existencia dependen de nuestro estilo de vida.
El medio y camino para explorar los estilos de vida: No podemos rechazar ningún camino para explorar el íntimo sentido de la vida. Adler dice que en todas las épocas fueron sin lugar a dudas los poetas quienes lograron descifrar el estilo de vida del ser humano, con sus escritos que nos transmiten sentimientos. Este poder de describir los movimientos emocionales se denominó intuición, el cual es común a todos los seres humanos y del cual nos valemos para solucionar nuestros problemas cuando el caos nos amenaza.
La psicología era inofensiva hasta que se incorporó a la Filosofía y a la Antropología brotando los gérmenes del conocimiento científico. La psicología renació con el psicoanálisis. Pero Adler critica las metáforas sexualizantes de Freud y sus discípulos y sus interpretaciones lanzadas al viento. Adler dice que esta escuela (Freudiana) es el resultado de niños mimados con lo que quiere decir indirectamente que es el resultado de los problemas intelectuales de la burguesía que tenía tiempo de perder el tiempo.
Entonces Adler coloca a su Psicología del Individuo en el terreno de la evolución considerando el anhelo humano como una tendencia hacia la perfección. Todo impulso vital física y psíquicamente está ligado a ese anhelo. El sentimiento de inferioridad y el sentimiento de comunidad son los pilares básicos de la investigación de la Psicología Individual de Adler.
Esta psicología roza con la sociología pues no se puede concebir un juicio sobre un individuo sin conocer la estructura vital y lo que de él demanda la sociedad, en el lugar que se desempeña habitualmente. El individuo se enfrenta a su entorno donde podemos descubrir cómo es él en realidad.
Para Adler los problemas de la vida se clasifican en tres grupos: El de la vida en sí, el del trabajo y el del amor.
El problema cuerpo-alma: Para Adler la visión holística es la única posible pues durante toda la obra indica que lo que solemos llamar cuerpo tiene una tendencia a convertirse en una totalidad.
Así, Adler toma como base análoga a la célula, el átomo, y dice que éstos nunca están en reposo sino en constante movimiento ayudando a conformar otras partes, lo que haría inconcebible una tendencia hacia la quietud como Freud postula en su teoría del deseo de muerte (Tanatos). La superación para Adler es la ley de la vida. El complejo de superioridad se puede encontrar en el complejo de inferioridad como una contestación a éste.
Adler expone tres tipos de personas, las primeras que son dominadas por la esfera de pensar que se superpone a todas las formas de expresión, las segundas que son de tipo impulsivo o emocional y las terceras de tipo activo.
(La exposición de Adler semánticamente debería clasificarse en: personas de tipo Intelectual mentales, de tipo Emocional o Espiritual y de tipo Corporal, Físico o Materialista actos, según su propio análisis). Mientras que la criminalidad obedece al tipo activo (corporal), la neurosis parece estar emparentada con el tipo emocionalimpulsivo. El mundo ficticio de la persona mimada para Adler es de extrema importancia pues si éste no vence con su libre albedrío la situación de comodidad puede establecer ciertos problemas ulteriores.
Adler aclara que para la psicología del individuo es vital comprender que no hay otro camino para comprender a una persona que observar sus movimientos. Teniendo presente que el objeto del Alma humana es la superación, perfección, seguridad y superioridad. Así, el niño, cuando comienza a comandar su cuerpo y a comunicarse con su medio ambiente pasa a depender de su fuerza creadora y de su intuición. Por esto la Psicología del Individuo es en sí la psicología de la utilización y no de la posesión. La neurosis, en realidad, para Adler es una irritabilidad y debilidad frente a las excitaciones, que enferma las glándulas endocrinas teniendo consecuencias tales como infecciones dentales, nasales, genitales y debilitando el sistema nervioso, que puede tener como resultado una diátesis hormonal o úrica del trauma de nacimiento, del conflicto con el mundo circundante, con la religión, con la ética o entre el inconsciente malo y la conciencia dispuesta a transigir, o bien de representación de los impulsos sexuales, sádicos o criminales, etcétera.
Adler excluye por caprichosa la teoría de que la neurosis es un conflicto entre el consciente y el inconsciente. Los neuróticos son hipersensibles e irritables y esto se debe a su complejo de inferioridad. Cuando el niño es conectado con el mimo, o se instala en un sentimiento de descuido o abandono tanto real como imaginado, puede asumir una postura antagónica frente a la comunidad. El niño entonces hace uso de sus impresiones y sensaciones como impulsos dirigidos hacia una posición definitiva generando su ley de conducta individual siendo designado por Adler entonces como la actitud (Einstellung) o también conocido como la forma (Gestalt).
La neurosis también es expuesta más adelante como la utilización automática de síntomas producidos por la acción de unos shocks, sin que comprenda la enfermedad y se haga además cargo de ella.
La actitud del neurótico frente al psicólogo: En la primer presentación en el consultorio éste se demuestra tal como es, y espera encontrar en el psicólogo un desarrollado sentimiento de comunidad. Sin querer profundizar en el tema, las teorías expuestas por Adler son de gran valía aunque asuma una tendencia intelectual que refleja su dominio del campo de la voluntad de poderío que tan brillantemente demostró Jung cuando lo comparó con Freud.
“El hombre sabe mucho más de lo que comprende.”
Adler
Adler comienza su libro indicando que como consejero médico, psicólogo y educador en escuelas y familias ha tenido la ocasión de lograr una visión de conjunto de un inmenso material humano, agregando que siempre se propuso no hacer ninguna alusión que él mismo no pudiera demostrar o ilustrar con su propia experiencia.
Así, declara que está abierto al análisis de lo singular, pues él mismo es el creador de la Psicología del Individuo. Adler ve al ser humano como una parte de la totalidad. Para él, cuando un estilo de vida equivocado se manifiesta lo hace porque no aparece un sentimiento de comunidad del individuo. Y la proximidad de una tarea como factor exógeno hace aparecer el síntoma: la neurosis, neuropsicosis, criminalidad, etcétera. Una vez que se desenmascara la falta de capacidad de convivencia cabe preguntarse dónde fue interceptado el sentimiento de comunidad.
Evidentemente, aquí no podemos hablar de un inconsciente ni de represión según Adler, quien propone para que comprendamos a un individuo que le preguntemos cuál es el sentido que él mismo tiene de la vida y del significado de su existencia. Captando en ese momento cuál es la disonancia entre el individuo y la comunidad. Adler establece un hecho relevante al argumentar que todo acto es el vector de nuestras energías y facultades y que el ser humano obra como si supiera hacia donde va, como si nuestra conducta dependiera de nuestra opinión preformada.
Así que nuestro parecer sobre los hechos importantes y trascendentales de nuestra existencia dependen de nuestro estilo de vida.
El medio y camino para explorar los estilos de vida: No podemos rechazar ningún camino para explorar el íntimo sentido de la vida. Adler dice que en todas las épocas fueron sin lugar a dudas los poetas quienes lograron descifrar el estilo de vida del ser humano, con sus escritos que nos transmiten sentimientos. Este poder de describir los movimientos emocionales se denominó intuición, el cual es común a todos los seres humanos y del cual nos valemos para solucionar nuestros problemas cuando el caos nos amenaza.
La psicología era inofensiva hasta que se incorporó a la Filosofía y a la Antropología brotando los gérmenes del conocimiento científico. La psicología renació con el psicoanálisis. Pero Adler critica las metáforas sexualizantes de Freud y sus discípulos y sus interpretaciones lanzadas al viento. Adler dice que esta escuela (Freudiana) es el resultado de niños mimados con lo que quiere decir indirectamente que es el resultado de los problemas intelectuales de la burguesía que tenía tiempo de perder el tiempo.
Entonces Adler coloca a su Psicología del Individuo en el terreno de la evolución considerando el anhelo humano como una tendencia hacia la perfección. Todo impulso vital física y psíquicamente está ligado a ese anhelo. El sentimiento de inferioridad y el sentimiento de comunidad son los pilares básicos de la investigación de la Psicología Individual de Adler.
Esta psicología roza con la sociología pues no se puede concebir un juicio sobre un individuo sin conocer la estructura vital y lo que de él demanda la sociedad, en el lugar que se desempeña habitualmente. El individuo se enfrenta a su entorno donde podemos descubrir cómo es él en realidad.
Para Adler los problemas de la vida se clasifican en tres grupos: El de la vida en sí, el del trabajo y el del amor.
El problema cuerpo-alma: Para Adler la visión holística es la única posible pues durante toda la obra indica que lo que solemos llamar cuerpo tiene una tendencia a convertirse en una totalidad.
Así, Adler toma como base análoga a la célula, el átomo, y dice que éstos nunca están en reposo sino en constante movimiento ayudando a conformar otras partes, lo que haría inconcebible una tendencia hacia la quietud como Freud postula en su teoría del deseo de muerte (Tanatos). La superación para Adler es la ley de la vida. El complejo de superioridad se puede encontrar en el complejo de inferioridad como una contestación a éste.
Adler expone tres tipos de personas, las primeras que son dominadas por la esfera de pensar que se superpone a todas las formas de expresión, las segundas que son de tipo impulsivo o emocional y las terceras de tipo activo.
(La exposición de Adler semánticamente debería clasificarse en: personas de tipo Intelectual mentales, de tipo Emocional o Espiritual y de tipo Corporal, Físico o Materialista actos, según su propio análisis). Mientras que la criminalidad obedece al tipo activo (corporal), la neurosis parece estar emparentada con el tipo emocionalimpulsivo. El mundo ficticio de la persona mimada para Adler es de extrema importancia pues si éste no vence con su libre albedrío la situación de comodidad puede establecer ciertos problemas ulteriores.
Adler aclara que para la psicología del individuo es vital comprender que no hay otro camino para comprender a una persona que observar sus movimientos. Teniendo presente que el objeto del Alma humana es la superación, perfección, seguridad y superioridad. Así, el niño, cuando comienza a comandar su cuerpo y a comunicarse con su medio ambiente pasa a depender de su fuerza creadora y de su intuición. Por esto la Psicología del Individuo es en sí la psicología de la utilización y no de la posesión. La neurosis, en realidad, para Adler es una irritabilidad y debilidad frente a las excitaciones, que enferma las glándulas endocrinas teniendo consecuencias tales como infecciones dentales, nasales, genitales y debilitando el sistema nervioso, que puede tener como resultado una diátesis hormonal o úrica del trauma de nacimiento, del conflicto con el mundo circundante, con la religión, con la ética o entre el inconsciente malo y la conciencia dispuesta a transigir, o bien de representación de los impulsos sexuales, sádicos o criminales, etcétera.
Adler excluye por caprichosa la teoría de que la neurosis es un conflicto entre el consciente y el inconsciente. Los neuróticos son hipersensibles e irritables y esto se debe a su complejo de inferioridad. Cuando el niño es conectado con el mimo, o se instala en un sentimiento de descuido o abandono tanto real como imaginado, puede asumir una postura antagónica frente a la comunidad. El niño entonces hace uso de sus impresiones y sensaciones como impulsos dirigidos hacia una posición definitiva generando su ley de conducta individual siendo designado por Adler entonces como la actitud (Einstellung) o también conocido como la forma (Gestalt).
La neurosis también es expuesta más adelante como la utilización automática de síntomas producidos por la acción de unos shocks, sin que comprenda la enfermedad y se haga además cargo de ella.
La actitud del neurótico frente al psicólogo: En la primer presentación en el consultorio éste se demuestra tal como es, y espera encontrar en el psicólogo un desarrollado sentimiento de comunidad. Sin querer profundizar en el tema, las teorías expuestas por Adler son de gran valía aunque asuma una tendencia intelectual que refleja su dominio del campo de la voluntad de poderío que tan brillantemente demostró Jung cuando lo comparó con Freud.
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Libro la LA FUNCIÓN DEL ORGASMO de W. Reich
Por Fernando Estévez Griego Ph. D.
El libro es comenzado por Reich con un dato importante que dice que durante sus estudios sobre sexualidad el tema sexual se abordaba como algo poco natural. Indica que en las primeras reuniones que asistió, la sexualidad se trataba como algo fantástico y extraño, pareciendo que no existía una sexualidad natural. Así observó que el inconsciente estaba repleto únicamente de impulsos perversos, según ciertos expositores.
Reich hace referencia a la negación del erotismo vaginal primario en la niña, teoría de la que eran partícipes varios psicoanalistas. Reich confiesa haber leído a Jung y Freud y que este último lo impresionó con su tratamiento de lo sexual, tanto como Bloch y Forel, pues estaba algo cansado de seguir las conferencias de un psicoanalista que no daba con el verdadero sentimiento que Reich tenía sobre el sexo.
Así Reich intuye la naturaleza no mecanicista del organismo hasta hacer nacer su teoría de unidad psicofísica que tuvo origen en Bergson, para terminar siendo una teoría psicosomática funcional. Reich descubre que es imposible negar que hay una fuerza creadora que gobierna la vida. Reich afirma una tendencia importante: todos tienen razón de alguna manera. Así, su búsqueda se basa entre las teorías mecanicistas y vitalistas y la supremacía del espíritu o del cuerpo. En su enfoque hace referencia a que todos, desde Forel y Jung hasta Freud hablaban de que la sexualidad se despierta, pero dónde estaba, e incluso sexualidad y procreación, parecían una sola cosa.
A partir de Freud, sexualidad y procreación son algo diferente y lo sexual no es lo genital. Pero luego critica la falta de técnica de Freud en desmedro de su inigualable capacidad para esbozar teorías. Haciendo referencia a que en la sociedad psicoanalítica siempre los demás médicos o psicoanalistas que eran mayores, le decía que siguiera analizando sin decirle técnicamente cómo. Reich percibe que existe una bioenergía y a la vez una laguna en la teoría sexual dentro de la psicología, la cual estaba dada por la teoría freudiana de que a la descarga sexual era lo único que nos guiaba al placer, a la que precedía una tensión que era displacentera.
Cuando, por ejemplo, en los preliminares sexuales no sólo existe una tensión sino a la vez una descarga de energía sexual. Así Reich llega a la siguiente conclusión: Un impuso ya no es algo que existe aquí y busca placer allí, sino el placer es motor en sí mismo. ¿Pero por qué repetir la experiencia? A lo que agrega: El impulso sexual no es nada más que el recuerdo motor del placer experimentado previamente.
Así abriendo el campo de la psicosomatología, Reich afirma que lo psíquico y lo somático son dos procesos paralelos en recíproca interacción a lo que llamó paralelismo psicofísico. Por aquella época no existía un concepto unitario de la interrelación funcional psicosomática. Desarrolla entonces un método de las relaciones entre la psique y el soma. Los estudios de Reich lo llevan a afirmar que la angustia y los síntomas neurovegetativos inmediatos son, por así decirlo, males que se nutren de la energía sexual no descargada.
Pero las neurosis e histerias parecen ser excrecencias malignas que se deben nutrir también de una fuente de energía, seguramente sexual. Así Reich observa que las emociones se originan en los instintos en la esfera somática. Luego la exposición de Reich se basa en que todo individuo que ha preservado un poco de naturalidad sabe que en un paciente neurótico lo que anda mal es que sólo padece una falta de satisfacción sexual plena y repetida, pues descubre que no había una sola mujer que no sufriera ausencia completa de orgasmo vaginal, mientras que en los hombres un 70% presentaba problemas de impotencia o similares.
Para esto Reich afirma que la potencia orgástica es la capacidad de abandonarse al fluir de la energía biológica sin ninguna inhibición. Esto dota al individuo de la capacidad de descargar completamente toda la excitación sexual contenida mediante contracciones placenteras involuntarias del cuerpo. Ningún individuo neurótico posee esta potencia orgástica y por eso está neurótico. Así, la cantidad del placer en el orgasmo depende de la tensión sexual acumulada en el genital. Afirma que la perturbación de la genitalidad es el síntoma de la neurosis.
Sobre la angustia, las investigaciones reichianas establecen que la sexualidad y la angustia representan dos direcciones opuestas de la excitación vegetativa. Evidentemente, la excitación que se expresa como placer en lo genital, se manifiesta como angustia si estimula el sistema cardiovascular. En sus investigaciones se hace notorio que la sobrecarga del sistema vasovegetativo por la energía sexual sin descargar es la causa de la angustia y de las neurosis.
Un análisis de Reich merece nuestra atención y es su afirmación basada en Barasch relativa a las estadísticas en relación con la duración de los matrimonios y la edad en que se inicia la vida genital, marcando una vinculación entre las exigencias de la abstinencia y las del matrimonio.
Cuanto más temprano se inicie un adolescente en las relaciones sexuales satisfactorias y en razón a diferentes objetos sexuales o individuos, tanto más difícil será para el mismo aceptar el concepto de una pareja para toda la vida. Por el contrario, si el adolescente mantiene la abstinencia sexual esto lo hace más sumiso y capaz de contraer matrimonio. Reich afirma que la felicidad sexual de la juventud en vías de maduración es un punto central de la prevención de la neurosis. Este placer y alegría de vivir no pueden experimentarse sin esgrimirse una lucha con consecuencias dolorosas.
Así, en un análisis social, Reich define el matrimonio, no como un fenómeno o asunto de amor o como una institución económica, sino como la forma en que los procesos económicos y sociales han encerrado las necesidades sexuales. Reich amplia el concepto sexual y su función en el matrimonio con una sentencia que quisiera analizar, dice: Todo matrimonio enferma debido a un conflicto siempre creciente entre las necesidades sexuales y las necesidades económicas. Esto se debe a que las necesidades sexuales no pueden satisfacerse con un único y mismo compañero, más que por un espacio limitado de tiempo.
La resignación de aceptar la monogamia y la represión de las necesidades e instintos sexuales exige fisiológicamente la inhibición de los impulsos vegetativos, produciendo mecanismos neuróticos. La contradicción económica y sexual, desde mi óptica, es en realidad la disociación de deseos de los instintos o impulsos sexuales y de poder. Cuando el compañero dentro del matrimonio deja de ser la fuente de nuestro placer sexual puede ser la fuente de nuestras satisfacciones del deseo o voluntad de poder, lo que me propongo demostrar más adelante en otra obra.
Durante toda la obra, W. Reich establece con claridad la hipocresía social que ronda el tema sexual. Pero me parece de extrema importancia definir cuáles son las causas reales desde la psicología social que establecen una represión sexual, que no permite la plena felicidad sexual de los individuos que aparentemente luchan consigo mismos. Estos factores son en la Psicología Individual, la contradicción momentánea SexoPoder y socialmente que los líderes o gobernantes tienen en claro que para aumentar el Poder es preciso minorizar el Sexo, con el fin de hacer a las masas más dóciles, lo cual genera campañas publicitarias contra la libre utilización de las energías psíquicas.
El libro es comenzado por Reich con un dato importante que dice que durante sus estudios sobre sexualidad el tema sexual se abordaba como algo poco natural. Indica que en las primeras reuniones que asistió, la sexualidad se trataba como algo fantástico y extraño, pareciendo que no existía una sexualidad natural. Así observó que el inconsciente estaba repleto únicamente de impulsos perversos, según ciertos expositores.
Reich hace referencia a la negación del erotismo vaginal primario en la niña, teoría de la que eran partícipes varios psicoanalistas. Reich confiesa haber leído a Jung y Freud y que este último lo impresionó con su tratamiento de lo sexual, tanto como Bloch y Forel, pues estaba algo cansado de seguir las conferencias de un psicoanalista que no daba con el verdadero sentimiento que Reich tenía sobre el sexo.
Así Reich intuye la naturaleza no mecanicista del organismo hasta hacer nacer su teoría de unidad psicofísica que tuvo origen en Bergson, para terminar siendo una teoría psicosomática funcional. Reich descubre que es imposible negar que hay una fuerza creadora que gobierna la vida. Reich afirma una tendencia importante: todos tienen razón de alguna manera. Así, su búsqueda se basa entre las teorías mecanicistas y vitalistas y la supremacía del espíritu o del cuerpo. En su enfoque hace referencia a que todos, desde Forel y Jung hasta Freud hablaban de que la sexualidad se despierta, pero dónde estaba, e incluso sexualidad y procreación, parecían una sola cosa.
A partir de Freud, sexualidad y procreación son algo diferente y lo sexual no es lo genital. Pero luego critica la falta de técnica de Freud en desmedro de su inigualable capacidad para esbozar teorías. Haciendo referencia a que en la sociedad psicoanalítica siempre los demás médicos o psicoanalistas que eran mayores, le decía que siguiera analizando sin decirle técnicamente cómo. Reich percibe que existe una bioenergía y a la vez una laguna en la teoría sexual dentro de la psicología, la cual estaba dada por la teoría freudiana de que a la descarga sexual era lo único que nos guiaba al placer, a la que precedía una tensión que era displacentera.
Cuando, por ejemplo, en los preliminares sexuales no sólo existe una tensión sino a la vez una descarga de energía sexual. Así Reich llega a la siguiente conclusión: Un impuso ya no es algo que existe aquí y busca placer allí, sino el placer es motor en sí mismo. ¿Pero por qué repetir la experiencia? A lo que agrega: El impulso sexual no es nada más que el recuerdo motor del placer experimentado previamente.
Así abriendo el campo de la psicosomatología, Reich afirma que lo psíquico y lo somático son dos procesos paralelos en recíproca interacción a lo que llamó paralelismo psicofísico. Por aquella época no existía un concepto unitario de la interrelación funcional psicosomática. Desarrolla entonces un método de las relaciones entre la psique y el soma. Los estudios de Reich lo llevan a afirmar que la angustia y los síntomas neurovegetativos inmediatos son, por así decirlo, males que se nutren de la energía sexual no descargada.
Pero las neurosis e histerias parecen ser excrecencias malignas que se deben nutrir también de una fuente de energía, seguramente sexual. Así Reich observa que las emociones se originan en los instintos en la esfera somática. Luego la exposición de Reich se basa en que todo individuo que ha preservado un poco de naturalidad sabe que en un paciente neurótico lo que anda mal es que sólo padece una falta de satisfacción sexual plena y repetida, pues descubre que no había una sola mujer que no sufriera ausencia completa de orgasmo vaginal, mientras que en los hombres un 70% presentaba problemas de impotencia o similares.
Para esto Reich afirma que la potencia orgástica es la capacidad de abandonarse al fluir de la energía biológica sin ninguna inhibición. Esto dota al individuo de la capacidad de descargar completamente toda la excitación sexual contenida mediante contracciones placenteras involuntarias del cuerpo. Ningún individuo neurótico posee esta potencia orgástica y por eso está neurótico. Así, la cantidad del placer en el orgasmo depende de la tensión sexual acumulada en el genital. Afirma que la perturbación de la genitalidad es el síntoma de la neurosis.
Sobre la angustia, las investigaciones reichianas establecen que la sexualidad y la angustia representan dos direcciones opuestas de la excitación vegetativa. Evidentemente, la excitación que se expresa como placer en lo genital, se manifiesta como angustia si estimula el sistema cardiovascular. En sus investigaciones se hace notorio que la sobrecarga del sistema vasovegetativo por la energía sexual sin descargar es la causa de la angustia y de las neurosis.
Un análisis de Reich merece nuestra atención y es su afirmación basada en Barasch relativa a las estadísticas en relación con la duración de los matrimonios y la edad en que se inicia la vida genital, marcando una vinculación entre las exigencias de la abstinencia y las del matrimonio.
Cuanto más temprano se inicie un adolescente en las relaciones sexuales satisfactorias y en razón a diferentes objetos sexuales o individuos, tanto más difícil será para el mismo aceptar el concepto de una pareja para toda la vida. Por el contrario, si el adolescente mantiene la abstinencia sexual esto lo hace más sumiso y capaz de contraer matrimonio. Reich afirma que la felicidad sexual de la juventud en vías de maduración es un punto central de la prevención de la neurosis. Este placer y alegría de vivir no pueden experimentarse sin esgrimirse una lucha con consecuencias dolorosas.
Así, en un análisis social, Reich define el matrimonio, no como un fenómeno o asunto de amor o como una institución económica, sino como la forma en que los procesos económicos y sociales han encerrado las necesidades sexuales. Reich amplia el concepto sexual y su función en el matrimonio con una sentencia que quisiera analizar, dice: Todo matrimonio enferma debido a un conflicto siempre creciente entre las necesidades sexuales y las necesidades económicas. Esto se debe a que las necesidades sexuales no pueden satisfacerse con un único y mismo compañero, más que por un espacio limitado de tiempo.
La resignación de aceptar la monogamia y la represión de las necesidades e instintos sexuales exige fisiológicamente la inhibición de los impulsos vegetativos, produciendo mecanismos neuróticos. La contradicción económica y sexual, desde mi óptica, es en realidad la disociación de deseos de los instintos o impulsos sexuales y de poder. Cuando el compañero dentro del matrimonio deja de ser la fuente de nuestro placer sexual puede ser la fuente de nuestras satisfacciones del deseo o voluntad de poder, lo que me propongo demostrar más adelante en otra obra.
Durante toda la obra, W. Reich establece con claridad la hipocresía social que ronda el tema sexual. Pero me parece de extrema importancia definir cuáles son las causas reales desde la psicología social que establecen una represión sexual, que no permite la plena felicidad sexual de los individuos que aparentemente luchan consigo mismos. Estos factores son en la Psicología Individual, la contradicción momentánea SexoPoder y socialmente que los líderes o gobernantes tienen en claro que para aumentar el Poder es preciso minorizar el Sexo, con el fin de hacer a las masas más dóciles, lo cual genera campañas publicitarias contra la libre utilización de las energías psíquicas.
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Libro TOTEM Y TABU de Sigmund Freud
Por Fernando Estévez Griego Ph. D.
Freud elaboró la teoría de que el ser humano viene al mundo con una herencia filogenética que llamó herencia arcaica. Esta herencia no sólo predispone a los individuos sino que tiene marcas de recuerdos vividos por nuestros ancestros. Para Freud cada individuo en forma ultra abreviada reproduce una repetición de los sucesos más importantes experimentados por la especie humana en sus comienzos. Con esto confirmó sus hallazgos en sus teorías del complejo de Edipo, castración, rivalidad fraterna, ambivalencia afectiva, etcétera.
Freud basará su teoría en tres puntos dignos de atención: la sociedad se establece sobre la responsabilidad de un crimen colectivo, la religión lo hace sobre la conciencia de culpabilidad y la moral sobre los intereses de la nueva sociedad y el perdón que exige la culpabilidad. Esto es explicable partiendo del concepto de horda primitiva y tabú de Freud. Para Freud las diversas sociedades humanas se habrían iniciado con una horda que era gobernada por un macho, que era a su vez el jefe y padre de la misma con características totalitarias y despóticas, el cual era el dueño de todas las mujeres y además gobernaba a todos los demás hombres.
Los hijos de este jefe patriarcal poseían sentimientos ambivalentes hacia el mismo en diferentes períodos de su relación filial, sintiendo odio y amor. De esta forma cuando el instinto sexual en los machos jóvenes de la horda y el deseo hacia las mujeres de las cuales el dueño era su propio padre, éstos, cuando sus impulsos hostiles coincidían con los sexuales mataban al padre para comerlo. Al producirse esto, y luego de apagados los impulsos hostiles contra el padre ya muerto, los impulsos cariñosos aparecían y nacía el sentimiento de culpa.
Esto dio origen al tabú totémico que prohibía matar y destruir el objeto totémico, así como la comida totémica. Cabe agregar que al morir el padre, los hermanos pasaban automáticamente a ser rivales en la posesión de las mujeres, generando el segundo tabú fundamental, que era prohibir la posesión de las mujeres del padre.
Para Freud este proceso se repite en el hombre actual de forma inconsciente y tiene un ejemplo muy claro en el hombre neurótico. (Esto confirmaría ciertas teorías del inconsciente colectivo de Jung). Aquí entonces se pueden apreciar los sentimientos ambivalentes hacia el padre y los deseos incestuosos así como las sensaciones de culpabilidad, elementos constitucionales de la generación edípica. Los tabúes de asesinato e incesto se reemplazan en la neurosis por la prohibición que se autoimponen los neuróticos obsesivos.
Como resumen, estos dos tabúes fundamentales se establecen en la necesidad de reprimir los impulsos hostiles e incestuosos que coinciden con la represión de los mismos impulsos en la neurosis contemporánea. Para vivir en sociedad, tanto en los pueblos primitivos como actualmente, es preciso reprimir estos impulsos. Freud afirma que los hombres están condicionados por una herencia ancestral que puede explicar las neurosis y manifestaciones sociales actuales. De esta forma, estudiando la neurosis actual, se podrían comprender las sociedades primitivas.
Lo realmente importante es que Freud ha demostrado teóricamente que los principios de la humanidad han dejado una marca atemporal y profunda en los seres humanos y en lo que podríamos llamar legado mental ancestral de la especie, el cual a mi modesto entender es trasmitido genéticamente. Si esta transmisión generacional es cierta, la sensación de culpabilidad que viajaría de generación en generación es la fuente de donde toda religión actuaría como procedimiento mágicoinconsciente para apaciguar dicha culpabilidad.
Por tal razón los sentimientos de culpabilidad no desaparecerán jamás en el desarrollo ulterior de las religiones.
El Cristianismo sería tan sólo un camino diferente para apaciguar esa sensación de culpabilidad. El mito cristianizado habla de un pecado original o falta innata inconsciente que representa al deseo hostil. Esta falta o pecado es un pecado en sí mismo contra el Dios Padre. Así, Cristo, como judío, debía sacrificarse por el asesinato del pueblo judío contra Moisés (Dios Padre) y según la ley del Talión, la culpa de asesinar al Padre Dios debe ser pagada con otro asesinato en este caso del Hijo para así ser redimido. Pero no sólo se busca la conciliación con el padre (tabú primario) sino que además se renuncia totalmente a la mujer, que era la causa de la rebelión del hijo contra el padre (Castidad y Mo-nacato).
Pero aquí también se manifiesta la ambivalencia y hasta la contradicción.
Este sacrificio del Hijo, dejándose matar y renunciando a la mujer, a su vez significa que el hijo se convierte en Dios (Dios Hijo). Así, la religión judía patriarcal es suplantada por esta segunda religión. Pero igual se resucita la comida totémica (comunión), en la cual los hermanos comen la sangre y la carne de Dios para identificarse con él.
Freud teoriza en los siguientes puntos de contacto entre los tabú de los pueblos primitivos y las neurosis obsesivas:
1) Los tabú y las prohibiciones obsesivas no tienen motivación aparente pero cuando surgen el individuo las percibe por medio de la angustia que lo coerciona. 2) Existe una fuerza de desplazamiento y contagio. 3) Existe una causa de ceremonias, actos que son producto de prohibiciones. 5) Hay un estado ambivalente afectivo. 6) Transgredir el tabú causa culpabilidad o remordimiento, lo que establece una manifestación de una moral arcaica. Romper el tabú o ceremonial obsesivo genera culpabilidad. La conciencia Tabú y Moral nacen de la ambivalencia afectiva. El tabú es un producto de la conciencia moral.
El Totemismo y la Religión: para Freud la religión totémica nació como consecuencia de la necesidad de los hijos de apaciguar los sentimientos de culpabilidad de los hijos asesinos para conciliarse con el padre por medio de una obediencia retrospectiva. Según Freud, sus investigaciones psicoanalíticas comprueban que el ser humano concibe a Dios a la propia imagen y semejanza de su padre carnal. Esta relación de individuopadre es la misma que abriga el individuo con Dios. Dios es objeto de sublimación del padre. A casi todo dios se le consagra un animal totémico, o se lo representa con éste, y Dios al final representa al animal totémico que genera el sentimiento religioso.
Así el Tótem es la primera substitución del Padre, y luego Dios es la segunda substitución o posterior. Existe una clasificación freudiana de las diferentes teorías del totemismo, en nominalistas, sociológicas y psicológicas. Pero el mismo Freud establece un camino totalmente diferente en este trabajo a partir del Psicoanálisis que intenta interpretar los orígenes de la humanidad proyectándose sobre la misma antropología.
Freud elaboró la teoría de que el ser humano viene al mundo con una herencia filogenética que llamó herencia arcaica. Esta herencia no sólo predispone a los individuos sino que tiene marcas de recuerdos vividos por nuestros ancestros. Para Freud cada individuo en forma ultra abreviada reproduce una repetición de los sucesos más importantes experimentados por la especie humana en sus comienzos. Con esto confirmó sus hallazgos en sus teorías del complejo de Edipo, castración, rivalidad fraterna, ambivalencia afectiva, etcétera.
Freud basará su teoría en tres puntos dignos de atención: la sociedad se establece sobre la responsabilidad de un crimen colectivo, la religión lo hace sobre la conciencia de culpabilidad y la moral sobre los intereses de la nueva sociedad y el perdón que exige la culpabilidad. Esto es explicable partiendo del concepto de horda primitiva y tabú de Freud. Para Freud las diversas sociedades humanas se habrían iniciado con una horda que era gobernada por un macho, que era a su vez el jefe y padre de la misma con características totalitarias y despóticas, el cual era el dueño de todas las mujeres y además gobernaba a todos los demás hombres.
Los hijos de este jefe patriarcal poseían sentimientos ambivalentes hacia el mismo en diferentes períodos de su relación filial, sintiendo odio y amor. De esta forma cuando el instinto sexual en los machos jóvenes de la horda y el deseo hacia las mujeres de las cuales el dueño era su propio padre, éstos, cuando sus impulsos hostiles coincidían con los sexuales mataban al padre para comerlo. Al producirse esto, y luego de apagados los impulsos hostiles contra el padre ya muerto, los impulsos cariñosos aparecían y nacía el sentimiento de culpa.
Esto dio origen al tabú totémico que prohibía matar y destruir el objeto totémico, así como la comida totémica. Cabe agregar que al morir el padre, los hermanos pasaban automáticamente a ser rivales en la posesión de las mujeres, generando el segundo tabú fundamental, que era prohibir la posesión de las mujeres del padre.
Para Freud este proceso se repite en el hombre actual de forma inconsciente y tiene un ejemplo muy claro en el hombre neurótico. (Esto confirmaría ciertas teorías del inconsciente colectivo de Jung). Aquí entonces se pueden apreciar los sentimientos ambivalentes hacia el padre y los deseos incestuosos así como las sensaciones de culpabilidad, elementos constitucionales de la generación edípica. Los tabúes de asesinato e incesto se reemplazan en la neurosis por la prohibición que se autoimponen los neuróticos obsesivos.
Como resumen, estos dos tabúes fundamentales se establecen en la necesidad de reprimir los impulsos hostiles e incestuosos que coinciden con la represión de los mismos impulsos en la neurosis contemporánea. Para vivir en sociedad, tanto en los pueblos primitivos como actualmente, es preciso reprimir estos impulsos. Freud afirma que los hombres están condicionados por una herencia ancestral que puede explicar las neurosis y manifestaciones sociales actuales. De esta forma, estudiando la neurosis actual, se podrían comprender las sociedades primitivas.
Lo realmente importante es que Freud ha demostrado teóricamente que los principios de la humanidad han dejado una marca atemporal y profunda en los seres humanos y en lo que podríamos llamar legado mental ancestral de la especie, el cual a mi modesto entender es trasmitido genéticamente. Si esta transmisión generacional es cierta, la sensación de culpabilidad que viajaría de generación en generación es la fuente de donde toda religión actuaría como procedimiento mágicoinconsciente para apaciguar dicha culpabilidad.
Por tal razón los sentimientos de culpabilidad no desaparecerán jamás en el desarrollo ulterior de las religiones.
El Cristianismo sería tan sólo un camino diferente para apaciguar esa sensación de culpabilidad. El mito cristianizado habla de un pecado original o falta innata inconsciente que representa al deseo hostil. Esta falta o pecado es un pecado en sí mismo contra el Dios Padre. Así, Cristo, como judío, debía sacrificarse por el asesinato del pueblo judío contra Moisés (Dios Padre) y según la ley del Talión, la culpa de asesinar al Padre Dios debe ser pagada con otro asesinato en este caso del Hijo para así ser redimido. Pero no sólo se busca la conciliación con el padre (tabú primario) sino que además se renuncia totalmente a la mujer, que era la causa de la rebelión del hijo contra el padre (Castidad y Mo-nacato).
Pero aquí también se manifiesta la ambivalencia y hasta la contradicción.
Este sacrificio del Hijo, dejándose matar y renunciando a la mujer, a su vez significa que el hijo se convierte en Dios (Dios Hijo). Así, la religión judía patriarcal es suplantada por esta segunda religión. Pero igual se resucita la comida totémica (comunión), en la cual los hermanos comen la sangre y la carne de Dios para identificarse con él.
Freud teoriza en los siguientes puntos de contacto entre los tabú de los pueblos primitivos y las neurosis obsesivas:
1) Los tabú y las prohibiciones obsesivas no tienen motivación aparente pero cuando surgen el individuo las percibe por medio de la angustia que lo coerciona. 2) Existe una fuerza de desplazamiento y contagio. 3) Existe una causa de ceremonias, actos que son producto de prohibiciones. 5) Hay un estado ambivalente afectivo. 6) Transgredir el tabú causa culpabilidad o remordimiento, lo que establece una manifestación de una moral arcaica. Romper el tabú o ceremonial obsesivo genera culpabilidad. La conciencia Tabú y Moral nacen de la ambivalencia afectiva. El tabú es un producto de la conciencia moral.
El Totemismo y la Religión: para Freud la religión totémica nació como consecuencia de la necesidad de los hijos de apaciguar los sentimientos de culpabilidad de los hijos asesinos para conciliarse con el padre por medio de una obediencia retrospectiva. Según Freud, sus investigaciones psicoanalíticas comprueban que el ser humano concibe a Dios a la propia imagen y semejanza de su padre carnal. Esta relación de individuopadre es la misma que abriga el individuo con Dios. Dios es objeto de sublimación del padre. A casi todo dios se le consagra un animal totémico, o se lo representa con éste, y Dios al final representa al animal totémico que genera el sentimiento religioso.
Así el Tótem es la primera substitución del Padre, y luego Dios es la segunda substitución o posterior. Existe una clasificación freudiana de las diferentes teorías del totemismo, en nominalistas, sociológicas y psicológicas. Pero el mismo Freud establece un camino totalmente diferente en este trabajo a partir del Psicoanálisis que intenta interpretar los orígenes de la humanidad proyectándose sobre la misma antropología.
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Libro LO INCONSCIENTE de Carl Gustav Jung
Por Fernando Estévez Griego
Jung afirma que la psicología había pasado por una época escolástico-filosófica y que esta psicología filosófica decidía ex cátedra cómo el Alma estaba condicionada y las propiedades de ésta. Por suerte, afirma Jung, la investigación moderna ha tirado abajo estas fantasías desde los aportes de la Psicología experimental o Psicofisiología (psicofísica) de Fechner, el cual fue complementado por Wundt. Así, el primer trabajo serio sobre psicología práctica lo realizaron los psiquiatras de Heidelberg, Kraepelin y Ashcaffengurg. Para Jung, este proceso siguió cuando los médicos neurólogos se dieron cuenta que debían tener conocimientos psicológicos.
La psicología experimental, según Jung, trata de aislar los procesos sencillos y elementales que están en la frontera del fisiólogo. Pero al no acoger la variabilidad de la vida individual espiritual sus conocimientos y datos son detalles que carecen de cohesión armónica. Por esta razón plantea el mismo que quien quiera conocer el alma humana no podrá aprender nada de la psicología experimental. Así existía una división profunda entre lo que vivía la gente y lo que se investigaba, pero la Psicología sufrió una revolución con la Psicología moderna de Sigmund Freud. Breuler propuso el término Psicología profunda. Dice Jung que cuando Freud planteó su interpretación de sueños muchos rieron, pero cuando expuso su teoría sexual, esa risa se trocó en cólera.
Sobre la teoría sexual, el enfoque comienza por un análisis importante de que la civilización con sus obligaciones deja poco espacio para que los seres humanos descarguen sus energías afectivas. Así se establece posteriormente que la neurosis, según Freud, son un conflicto de significación sexual, donde existe un conflicto entre la tendencia consciente y el deseo inconsciente, que es inmoral e incompatible. Esto significa que el enfermo reprime sus deseos sexuales.
Pero como un aporte invalorable Jung agrega a la teoría sexual la voluntad de poderío (deseo de poder-instinto de poderío). Según Jung, y basándose en Nietzsche, es evidente que Freud plantea que existe un instinto de conservación de especie (instinto sexual) y otro de conservación propia (instinto del yo), al cual llama voluntad de poderío. Así se hace evidente que fue un discípulo de Freud, Adler, quien estableció el lazo de la neurosis en la voluntad de poderío. La incompatibilidad de estas teorías freudianas y adlerianas hace que Jung trate de tomar un camino por el cual pueda conformar con estas una unidad.
De esta forma, y tras un análisis pormenorizado, Jung decide afirmar que la neurosis tiene dos posibilidades de foco: Sexual y de Poderío. Analizando a Freud y Adler, Jung dice que los dos han descubierto lo que atañe a unos casos y otros basándose en su propia idiosincrasia. Y en que representan a dos tipos de temperamentos: el introvertido y el extrovertido. Jung descubre no sólo que las dos teorías son verdaderas y aplicables sino que además existen dos tipos psicológicos opuestos de seres humanos, algo que ya ese gran pragmático de William James había denominado como tender minded y tough minded, algo que también analizó Ostwad.
Sin embargo, parece ser que lo que es valioso para un tipo no lo es para otro, pues sus fines parecen diferentes. A este fenómeno Jung lo llama principio de oposición. Pero Jung afirma algo totalmente diferente a Freud, define la libido como la energía psíquica, algo que Freud luego se negará a aceptar.
De todas formas quiero rescatar, sobre el trabajo de Jung, un aporte de real importancia y éste es la ley de enantiodromía o de contracorriente, que Heráclito llamó la ley psicológica de función reguladora de los contrastes.
Un caso frecuente en el hombre de negocios norteamericano que viaja hacia el asolamiento irracional de la propia civilización. El hombre, dice Jung, no es, no será ni puede ser racional y no se debe extirpar lo irracional que hay en él. Dice Jung: Todo lo humano es relativo, porque descansa en oposición interna, puesto que todo es un fenómeno energético. Método sincrético o constructivo, Jung establece que el inconsciente un deslizamiento que se llama técnicamente función trascendente que está basado en datos reales e imaginarios o racionales e irracionales.
El inconsciente colectivo, por ejemplo, puede ser descubierto mediante un tratamiento sintético y no acasual-reductivo. Así Jung eleva al grado subjetivo las relaciones inconscientes que eran concebidas hasta entonces como de grado objetivo. Otro punto que será necesario resaltar es que Jung dice que su investigación lo llevó a establecer que lo irracional es una función psicológica necesaria que está siempre presente. Pero que los contenidos irracionales no se tienen que tomar como realidades concretas sino que son realidades psicológicas, y son realidades porque son activas o, en palabras de Jun, efectividades.
Entonces lo inconsciente colectivo es el sedimento de la experiencia universal de todos los tiempos, que ha generado imágenes inconscientes que determinan ciertas líneas llamadas dominantes. Estos dominantes son potestades, dioses, imágenes, etcétera. Quisiera aquí detenerme en una corrección semántica de vital importancia. La realidad es siempre concreta y física, por lo cual necesariamente al referirse a lo mental Jung debería utilizar el término verdades psicológicas, las cuales por ser activas son mentales pero no reales. Las efectividades jungianas son verdades mentales, desde mi óptica.
Por último, el concepto de lo inconsciente jungiano establece que lo inconsciente no es inofensivo, y que éste no siempre es peligroso en todas las personas. Pero en la neurosis se determina que en lo inconsciente hay algo lleno de energía que está ejerciendo una presión lista para explotar por lo cual hay que andar con cautela. Muchos médicos, psicólogos y educadores tienen una compensación artificial de una psicosis latente. Incluso se interesan en la psicología y psiquiatría como las mariposas por la luz.
Bajo el análisis el inconsciente aflora y esta compensación se destruye apareciendo las fantasías reprimidas. En todo caso Jung plantea que ordinariamente el inconsciente es desfavorable o peligroso porque estamos en desacuerdo con él y por esto en oposición a nuestros instintos. (Los instintos son los arquetipos jungianos). Pero cabe preguntarse si nuestros instintos no son tan sólo la utilización de la voluntad de poderío que reprime los instintos sexuales). Una voluntad que se expresa constantemente en la necesidad no sólo de enriquecerse, sino también en la de escribir o investigar, en la de saber, que es altamente cultivada precisamente por Freud, Adler y también por Jung.
No obstante, Jung plantea que la función trascendente permite el cese de las discordias y así puede gozar de lo inconsciente. Jung no alcanza en todo el libro a explicar porqué lo inconsciente puede ser peligroso desde la óptica mental global o psíquica, sino que toma partido por las otras funciones mentales sin esgrimir con acierto la utilidad práctica. Considero que Freud tiene razón al negarse a aceptar que la libido es la fuerza energética psíquica, lo cual no sólo sería inexacto sino que habría que ponerle otro nombre pues la libido debe ser semánticamente la nominación del instinto sexual.
Jung afirma que la psicología había pasado por una época escolástico-filosófica y que esta psicología filosófica decidía ex cátedra cómo el Alma estaba condicionada y las propiedades de ésta. Por suerte, afirma Jung, la investigación moderna ha tirado abajo estas fantasías desde los aportes de la Psicología experimental o Psicofisiología (psicofísica) de Fechner, el cual fue complementado por Wundt. Así, el primer trabajo serio sobre psicología práctica lo realizaron los psiquiatras de Heidelberg, Kraepelin y Ashcaffengurg. Para Jung, este proceso siguió cuando los médicos neurólogos se dieron cuenta que debían tener conocimientos psicológicos.
La psicología experimental, según Jung, trata de aislar los procesos sencillos y elementales que están en la frontera del fisiólogo. Pero al no acoger la variabilidad de la vida individual espiritual sus conocimientos y datos son detalles que carecen de cohesión armónica. Por esta razón plantea el mismo que quien quiera conocer el alma humana no podrá aprender nada de la psicología experimental. Así existía una división profunda entre lo que vivía la gente y lo que se investigaba, pero la Psicología sufrió una revolución con la Psicología moderna de Sigmund Freud. Breuler propuso el término Psicología profunda. Dice Jung que cuando Freud planteó su interpretación de sueños muchos rieron, pero cuando expuso su teoría sexual, esa risa se trocó en cólera.
Sobre la teoría sexual, el enfoque comienza por un análisis importante de que la civilización con sus obligaciones deja poco espacio para que los seres humanos descarguen sus energías afectivas. Así se establece posteriormente que la neurosis, según Freud, son un conflicto de significación sexual, donde existe un conflicto entre la tendencia consciente y el deseo inconsciente, que es inmoral e incompatible. Esto significa que el enfermo reprime sus deseos sexuales.
Pero como un aporte invalorable Jung agrega a la teoría sexual la voluntad de poderío (deseo de poder-instinto de poderío). Según Jung, y basándose en Nietzsche, es evidente que Freud plantea que existe un instinto de conservación de especie (instinto sexual) y otro de conservación propia (instinto del yo), al cual llama voluntad de poderío. Así se hace evidente que fue un discípulo de Freud, Adler, quien estableció el lazo de la neurosis en la voluntad de poderío. La incompatibilidad de estas teorías freudianas y adlerianas hace que Jung trate de tomar un camino por el cual pueda conformar con estas una unidad.
De esta forma, y tras un análisis pormenorizado, Jung decide afirmar que la neurosis tiene dos posibilidades de foco: Sexual y de Poderío. Analizando a Freud y Adler, Jung dice que los dos han descubierto lo que atañe a unos casos y otros basándose en su propia idiosincrasia. Y en que representan a dos tipos de temperamentos: el introvertido y el extrovertido. Jung descubre no sólo que las dos teorías son verdaderas y aplicables sino que además existen dos tipos psicológicos opuestos de seres humanos, algo que ya ese gran pragmático de William James había denominado como tender minded y tough minded, algo que también analizó Ostwad.
Sin embargo, parece ser que lo que es valioso para un tipo no lo es para otro, pues sus fines parecen diferentes. A este fenómeno Jung lo llama principio de oposición. Pero Jung afirma algo totalmente diferente a Freud, define la libido como la energía psíquica, algo que Freud luego se negará a aceptar.
De todas formas quiero rescatar, sobre el trabajo de Jung, un aporte de real importancia y éste es la ley de enantiodromía o de contracorriente, que Heráclito llamó la ley psicológica de función reguladora de los contrastes.
Un caso frecuente en el hombre de negocios norteamericano que viaja hacia el asolamiento irracional de la propia civilización. El hombre, dice Jung, no es, no será ni puede ser racional y no se debe extirpar lo irracional que hay en él. Dice Jung: Todo lo humano es relativo, porque descansa en oposición interna, puesto que todo es un fenómeno energético. Método sincrético o constructivo, Jung establece que el inconsciente un deslizamiento que se llama técnicamente función trascendente que está basado en datos reales e imaginarios o racionales e irracionales.
El inconsciente colectivo, por ejemplo, puede ser descubierto mediante un tratamiento sintético y no acasual-reductivo. Así Jung eleva al grado subjetivo las relaciones inconscientes que eran concebidas hasta entonces como de grado objetivo. Otro punto que será necesario resaltar es que Jung dice que su investigación lo llevó a establecer que lo irracional es una función psicológica necesaria que está siempre presente. Pero que los contenidos irracionales no se tienen que tomar como realidades concretas sino que son realidades psicológicas, y son realidades porque son activas o, en palabras de Jun, efectividades.
Entonces lo inconsciente colectivo es el sedimento de la experiencia universal de todos los tiempos, que ha generado imágenes inconscientes que determinan ciertas líneas llamadas dominantes. Estos dominantes son potestades, dioses, imágenes, etcétera. Quisiera aquí detenerme en una corrección semántica de vital importancia. La realidad es siempre concreta y física, por lo cual necesariamente al referirse a lo mental Jung debería utilizar el término verdades psicológicas, las cuales por ser activas son mentales pero no reales. Las efectividades jungianas son verdades mentales, desde mi óptica.
Por último, el concepto de lo inconsciente jungiano establece que lo inconsciente no es inofensivo, y que éste no siempre es peligroso en todas las personas. Pero en la neurosis se determina que en lo inconsciente hay algo lleno de energía que está ejerciendo una presión lista para explotar por lo cual hay que andar con cautela. Muchos médicos, psicólogos y educadores tienen una compensación artificial de una psicosis latente. Incluso se interesan en la psicología y psiquiatría como las mariposas por la luz.
Bajo el análisis el inconsciente aflora y esta compensación se destruye apareciendo las fantasías reprimidas. En todo caso Jung plantea que ordinariamente el inconsciente es desfavorable o peligroso porque estamos en desacuerdo con él y por esto en oposición a nuestros instintos. (Los instintos son los arquetipos jungianos). Pero cabe preguntarse si nuestros instintos no son tan sólo la utilización de la voluntad de poderío que reprime los instintos sexuales). Una voluntad que se expresa constantemente en la necesidad no sólo de enriquecerse, sino también en la de escribir o investigar, en la de saber, que es altamente cultivada precisamente por Freud, Adler y también por Jung.
No obstante, Jung plantea que la función trascendente permite el cese de las discordias y así puede gozar de lo inconsciente. Jung no alcanza en todo el libro a explicar porqué lo inconsciente puede ser peligroso desde la óptica mental global o psíquica, sino que toma partido por las otras funciones mentales sin esgrimir con acierto la utilidad práctica. Considero que Freud tiene razón al negarse a aceptar que la libido es la fuerza energética psíquica, lo cual no sólo sería inexacto sino que habría que ponerle otro nombre pues la libido debe ser semánticamente la nominación del instinto sexual.
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libro TRES ENSAYOS SOBRE LA TEORÍA SEXUAL de Sigmund Freud
Por Dr. Fernando Estévez Griego
Las necesidades sexuales del ser humano, así como las del animal, suponen la biología de un instinto sexual, de la misma forma que para explicar el hambre, se hace evidente que debe existir un instinto de nutrición. Por carecer antiguamente el lenguaje de un vocablo para nombrar el hambre sexual, Freud en tal sentido utiliza el término libido. Así, técnicamente, en su análisis sobre la teoría sexual establece que la persona de la cual parte la atracción sexual se la denomina objeto sexual, y el acto hacia el cual impulsa el instinto lo apoda fin sexual.
Freud advierte que tanto en el objeto como en el fin existen múltiples desviaciones.
La inversión, conducta de los invertidos u homosexuales.
a) Invertidos absolutos: aquellos para los que necesariamente el objeto sexual tiene que ser del mismo sexo, los cuales sienten repulsión o indiferencia total ante individuos del otro sexo.
b) Invertidos anfígenos: que pueden clasificarse como hermafroditas psicosexuales, aquellos cuyo objeto sexual puede ser indiferentemente de uno u otro sexo.
c) Invertidos ocasionales: aquellos que por determinadas circunstancias exteriores o en ausencia de individuos de otro sexo pueden adoptar ocasionalmente como objeto sexual a una persona del mismo sexo.
Ante estas actitudes sexuales, existen psicológicamente dos posiciones: una, la que el individuo homosexual encuentra su inversión tan natural como el ser humano heterosexual encuentra sus relaciones. Mientras que otros no aceptan sus tendencias y la consideran una obsesión morbosa. Luego de estudiar y explicar diferentes tipos de sexualidad que aparecen como evidentes, Freud introduce el estudio de la sustitución inapropiada del objeto sexual por medio del fetichismo.
El sustitutivo del objeto sexual puede ser el cabello o los pies así como una prenda íntima u otro objeto asociado a éste, este fetiche es comparado con el fetiche que el salvaje encarna a su Dios. Dentro del estudio de las perversiones, en las cuales el fin sexual puede vencer las resistencias lógicas de cada ser humano, Freud estudia como patológica la coprofagía, o sea la realización del coito con cadáveres. El psicoanálisis en su estudio del instinto sexual en los neuróticos o psiconeuróticos, que serían aquellos que presentan histeria, neurosis obsesiva, neurastenia, demencia precoz y la paranoia, se debería guiar para Freud por el método catártico que utilizó en 1893 con J. Breuer.
Así, por ejemplo, entre los resultados presentados en este libro, se encuentran los logros donde el psicoanálisis permite eliminar los síntomas de la histeria que se producen por la represión sexual exagerada y las resistencias amplificadas contra el instinto sexual, que nos es conocido como pudor o moral.
Neurosis y Perversión: La neurosis es el negativo de la perversión. En un análisis de la histeria masculina se apunta como regla que existe una tendencia inconsciente a la inversión, así como otros elementos propios de otros tipos de psiconeurosis, hasta desembocar en el estudio de los instintos parciales y zonas erógenas.
En esta caso Freud establece una división técnica entre instinto y estímulo, al punto de afirmar que por instinto comprendemos la representación psíquica de una fuente de excitación, la cual sería intrasomática, mientras que el estímulo sería de orden somático y perteneciente al mundo exterior. Así, el instinto se convierte en un concepto límite entre la psiquis y el soma. Y lo que los hace diferentes unos de otros son fuentes somáticas y sus fines. Estas palabras de Freud me han llevado a investigar durante años las fuentes en relación a la profundización en el campo de la Psicología Somática.
Freud establece claramente que la fuente del instinto es un proceso excitante en un órgano y su fin más próximo está en hacer cesar la excitación de dicho órgano. Esto establece que existen de hecho energías concentradas debido a la actividad o inactividad de cada órgano que podríamos catalogar de centros de concentración energética corporal. Así, siguiendo la teoría freudiana, tendríamos dos tipos de excitaciones: las propiamente sexuales y las parciales emanadas de éstas.
Otra parte del libro se dirige a la sexualidad infantil. Partiendo de la base de que la sexualidad comienza a partir de poco tiempo después del nacimiento de cada ser humano, Freud hace un análisis que sigue su camino partiendo de la amnesia infantil, o el fenómeno por el cual todo ser humano, salvo excepciones, recuerda su vida sexual a partir del séptimo u octavo año de vida. Para Freud, quien descubra la verdadera causa de la amnesia infantil podrá solucionar los casos de amnesia histérica que tiene como origen la represión.
Los instintos sexuales infantiles serían desviados de sus fines recibiendo el nombre término en este proceso de sublimación. En lo particular pienso que, como sugiere Freud, los impulsos sexuales infantiles no pueden llegar a sus fines, pues no están aún claramente delimitados y la relación psicosomática no está armonizada, al no estar madura la faz reproductora o los órganos sexuales del niño. Motivo éste que, en opinión de Freud, dejaría dichas energías como inaprovechables. Freud plantea que existe una suerte de diques culturales, a los que habría que sumarle la falta de experiencia en la infancia donde el Yo no puede comparar y valorar todos los estímulos del exterior.
Otro dato importante que traen estos ensayos es el instinto de saber durante la niñez cuando entre los tres a cinco años se genera un deseo de aprender. La metamorfosis de la pubertad es un capítulo de suma importancia, pues el instinto sexual, hasta entonces autoerótico, comienza a encontrar su objeto sexual gracias al pleno desarrollo o maduración de los órganos sexuales. Ya el fin no es solamente el placer sino, por ejemplo en el caso del hombre, la descarga de sus productos sexuales y dicho instinto está al servicio de la función reproductora.
Tipos libidinales. En psicología profunda existen tres: erótico, obsesivo y narcisista.
El tipo erótico tiene su interés principal concentrado en la vida amorosa. Amar es fundamental pero lo más importante es ser amado.
El tipo obsesivo tiene como característica la predominancia del Superyo, esto hace que más que temer la pérdida del amor, exista en ellos una angustia, y mantienen una tensión entre el Superyo y el yo. Teniendo un grado elevado de autonomía.
El tipo narcisista no tiene predominio de necesidades eróticas, sino que le interesa de sobremanera la autoconser-vación, apareciendo como independientes, y prefieren amar a ser amadas.
Estos tipos lejos de ser puros generan tipos mixtos, tales como obsesivoerótico, narcisista erótico, narcisista obsesivo.
Freud dice, a modo de broma, que se le podrá decir porqué no incluyó un grupo obsesivo narcisista erótico, y él mismo contesta que es evidente que este posible grupo no sería grupo alguno sino la norma absoluta o armonía ideal.
Las necesidades sexuales del ser humano, así como las del animal, suponen la biología de un instinto sexual, de la misma forma que para explicar el hambre, se hace evidente que debe existir un instinto de nutrición. Por carecer antiguamente el lenguaje de un vocablo para nombrar el hambre sexual, Freud en tal sentido utiliza el término libido. Así, técnicamente, en su análisis sobre la teoría sexual establece que la persona de la cual parte la atracción sexual se la denomina objeto sexual, y el acto hacia el cual impulsa el instinto lo apoda fin sexual.
Freud advierte que tanto en el objeto como en el fin existen múltiples desviaciones.
La inversión, conducta de los invertidos u homosexuales.
a) Invertidos absolutos: aquellos para los que necesariamente el objeto sexual tiene que ser del mismo sexo, los cuales sienten repulsión o indiferencia total ante individuos del otro sexo.
b) Invertidos anfígenos: que pueden clasificarse como hermafroditas psicosexuales, aquellos cuyo objeto sexual puede ser indiferentemente de uno u otro sexo.
c) Invertidos ocasionales: aquellos que por determinadas circunstancias exteriores o en ausencia de individuos de otro sexo pueden adoptar ocasionalmente como objeto sexual a una persona del mismo sexo.
Ante estas actitudes sexuales, existen psicológicamente dos posiciones: una, la que el individuo homosexual encuentra su inversión tan natural como el ser humano heterosexual encuentra sus relaciones. Mientras que otros no aceptan sus tendencias y la consideran una obsesión morbosa. Luego de estudiar y explicar diferentes tipos de sexualidad que aparecen como evidentes, Freud introduce el estudio de la sustitución inapropiada del objeto sexual por medio del fetichismo.
El sustitutivo del objeto sexual puede ser el cabello o los pies así como una prenda íntima u otro objeto asociado a éste, este fetiche es comparado con el fetiche que el salvaje encarna a su Dios. Dentro del estudio de las perversiones, en las cuales el fin sexual puede vencer las resistencias lógicas de cada ser humano, Freud estudia como patológica la coprofagía, o sea la realización del coito con cadáveres. El psicoanálisis en su estudio del instinto sexual en los neuróticos o psiconeuróticos, que serían aquellos que presentan histeria, neurosis obsesiva, neurastenia, demencia precoz y la paranoia, se debería guiar para Freud por el método catártico que utilizó en 1893 con J. Breuer.
Así, por ejemplo, entre los resultados presentados en este libro, se encuentran los logros donde el psicoanálisis permite eliminar los síntomas de la histeria que se producen por la represión sexual exagerada y las resistencias amplificadas contra el instinto sexual, que nos es conocido como pudor o moral.
Neurosis y Perversión: La neurosis es el negativo de la perversión. En un análisis de la histeria masculina se apunta como regla que existe una tendencia inconsciente a la inversión, así como otros elementos propios de otros tipos de psiconeurosis, hasta desembocar en el estudio de los instintos parciales y zonas erógenas.
En esta caso Freud establece una división técnica entre instinto y estímulo, al punto de afirmar que por instinto comprendemos la representación psíquica de una fuente de excitación, la cual sería intrasomática, mientras que el estímulo sería de orden somático y perteneciente al mundo exterior. Así, el instinto se convierte en un concepto límite entre la psiquis y el soma. Y lo que los hace diferentes unos de otros son fuentes somáticas y sus fines. Estas palabras de Freud me han llevado a investigar durante años las fuentes en relación a la profundización en el campo de la Psicología Somática.
Freud establece claramente que la fuente del instinto es un proceso excitante en un órgano y su fin más próximo está en hacer cesar la excitación de dicho órgano. Esto establece que existen de hecho energías concentradas debido a la actividad o inactividad de cada órgano que podríamos catalogar de centros de concentración energética corporal. Así, siguiendo la teoría freudiana, tendríamos dos tipos de excitaciones: las propiamente sexuales y las parciales emanadas de éstas.
Otra parte del libro se dirige a la sexualidad infantil. Partiendo de la base de que la sexualidad comienza a partir de poco tiempo después del nacimiento de cada ser humano, Freud hace un análisis que sigue su camino partiendo de la amnesia infantil, o el fenómeno por el cual todo ser humano, salvo excepciones, recuerda su vida sexual a partir del séptimo u octavo año de vida. Para Freud, quien descubra la verdadera causa de la amnesia infantil podrá solucionar los casos de amnesia histérica que tiene como origen la represión.
Los instintos sexuales infantiles serían desviados de sus fines recibiendo el nombre término en este proceso de sublimación. En lo particular pienso que, como sugiere Freud, los impulsos sexuales infantiles no pueden llegar a sus fines, pues no están aún claramente delimitados y la relación psicosomática no está armonizada, al no estar madura la faz reproductora o los órganos sexuales del niño. Motivo éste que, en opinión de Freud, dejaría dichas energías como inaprovechables. Freud plantea que existe una suerte de diques culturales, a los que habría que sumarle la falta de experiencia en la infancia donde el Yo no puede comparar y valorar todos los estímulos del exterior.
Otro dato importante que traen estos ensayos es el instinto de saber durante la niñez cuando entre los tres a cinco años se genera un deseo de aprender. La metamorfosis de la pubertad es un capítulo de suma importancia, pues el instinto sexual, hasta entonces autoerótico, comienza a encontrar su objeto sexual gracias al pleno desarrollo o maduración de los órganos sexuales. Ya el fin no es solamente el placer sino, por ejemplo en el caso del hombre, la descarga de sus productos sexuales y dicho instinto está al servicio de la función reproductora.
Tipos libidinales. En psicología profunda existen tres: erótico, obsesivo y narcisista.
El tipo erótico tiene su interés principal concentrado en la vida amorosa. Amar es fundamental pero lo más importante es ser amado.
El tipo obsesivo tiene como característica la predominancia del Superyo, esto hace que más que temer la pérdida del amor, exista en ellos una angustia, y mantienen una tensión entre el Superyo y el yo. Teniendo un grado elevado de autonomía.
El tipo narcisista no tiene predominio de necesidades eróticas, sino que le interesa de sobremanera la autoconser-vación, apareciendo como independientes, y prefieren amar a ser amadas.
Estos tipos lejos de ser puros generan tipos mixtos, tales como obsesivoerótico, narcisista erótico, narcisista obsesivo.
Freud dice, a modo de broma, que se le podrá decir porqué no incluyó un grupo obsesivo narcisista erótico, y él mismo contesta que es evidente que este posible grupo no sería grupo alguno sino la norma absoluta o armonía ideal.
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libro FREUD Y LA GENÉTICA de Dr. Herman Bleiweiss
Por Fernando Estevez Griego Ph.
El doctor Herman Bleiweiss estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, se especializó en psiquiatría y es miembro de la Academia de Ciencias de New York y del American College of Medical Genetics. Su aporte más importante lo ha efectuado como director del Centro de Psiquiatría Genética de Buenos Aires y como director de investigaciones psiquiátricas y del laboratorio de genética humana del Falkirk Hospital de Nueva York. Su experiencia lo ha llevado a escribir este libro convencido de que la genética es hoy en día la ciencia más apasionante que tenga a su alcance el ser humano. En este trabajo Bleiweiss afirma que Freud se adelantó a su tiempo y predijo varias cosas que son aceptadas como verdad en la genética.
Ya Charcot afirmó que la herencia era la única causa de la histeria y los factores etiológicos en realidad desempeñaban un papel de agentes provocateurs o sea, agentes provocadores. Freud estableció que se puede comprender cómo es que el método que él plantea actúa curativamente, pues aplicando el mismo se verifica un importante progreso, pero la histeria no es curada por ser una disposición. Freud es aún más terminante y dice que la neurosis de angustia no permite descubrir un proceso etiológico, lo que determina que existe una grave tara hereditaria. Para Freud existían las neuropatías adquiridas y las hereditarias. Pero parecía importante evaluar el factor psicosomático. El esquema de la etiología de la neurosis de angustia es... Condición herencia, causa específica, un factor sexual que actúa en el sentido de desviar de los psíquico a la tensión sexual.
Causas auxiliares, todas las influencias nocivas recibidas de la emoción, agotamiento, estrés, etcétera. Pero la disposición hereditaria es la condición más importante de la neurosis de angustia.
En el capítulo IX de “Vida sexual y neurosis”, Freud dice que en la psiconeurosis es determinante la influencia hereditaria y no tan clara la causación. Freud plantea un tema interesante y es que el psicoanálisis puede seguir una ruta hacia la investigación orgánica.
Así, se pregunta si la represión de los instintos sexuales parciales sólo impuestos por los factores de la vida son la única fuente de represión o, por el contrario, preexisten circunstancias constitucionales que lleven a los órganos a exagerar su papel erógeno y que por tal motivo provoquen la represión de los instintos. Para Freud nuestras disposiciones son inhibiciones de la evolución de las neurosis obsesivas, por ejemplo. Los instintos, y no los estímulos externos, son los factores o motores reales del progreso que establecido el desarrollo del sistema nervioso. Para conseguir sus fines, Freud dice que el hecho de que el instinto nazca de fuentes somáticas no significa que lo conozcamos en ese plano existencial sino que por el contrario se nos revela en la vida anímica por sus fines.
Incluso se puede hablar de una herencia arcaica pasada de generación a generación. En tal sentido Freud tomó de Breuler el concepto de ambivalencia, con respecto a sentimientos contrarios dirigidos a un objeto, por ejemplo amor y odio. Y aunque la ambivalencia es un síntoma de la esquizofrenia, también podemos hablar de ambivalencia normal. El instinto de contemplación es para Freud autoerótico en su primera fase, teniendo como objeto el mismo cuerpo. Y sólo con el transcurso del tiempo cambia el individuo este objeto por otro análogo y ajeno.
Cuando hablamos de instinto no nos referimos al concepto de pulsión. El instinto es un esquema de comportamiento heredado, propio de una especia animal, que varía poco uno u otro individuo, y se desarrolla según una secuencia temporal poco proclive al cambio y que responde a la finalidad hacia la cual se dirige. Desde la contemplación hacia el narcisismo. Los instintos autoeróticos son primordiales en el narcisismo, pero para conformar el narcisismo debe haber otro acto mental. Para esto es preciso comprender que un individuo tiene una doble existencia que va contra su voluntad (Esto significa contra sus instintos de poder).
Es evidente que el individuo coloca todas sus funciones al servicio de la reproducción a cambio de un poco de placer. Pero, ¿cómo se puede explicar la ligazón entre el instinto y la obsesión de repetición? Un instinto sería una tendencia propia de lo orgánico vivo a la reconstrucción de un estado anterior, que lo animado tuvo que abandonar por fuerzas exteriores. Cuando Freud se percata de que un individuo integrado en un grupo reacciona diferente del individuo aislado, nos da las pautas de lo que estudiamos en psicología moderna, respecto de que no sólo la vida orgánica sino la inteligencia, desempeñan en los fenómenos inconscientes un papel importante.
Nuestros actos conscientes se evidencia y son originarios del substratrum inconsciente, que está formado en su mayor parte por las influencias hereditarias. Con sus inagotables residuos ancestrales, que son el inconsciente arcaico de la especie. Trotter, citado por Freud, dice que los fenómenos psíquicos de las multitudes son producto de instinto gregario, innato en las especies humanas, que biológicamente cumple la función de una extensión policelular, por la cual un organismo se halla unido de alguna forma, o está en contacto con los demás de su especie.
Lo que sería desde la concepción de la libido, una nueva tendencia para que los seres humanos semejantes se integren en unidades más amplias como las grandes ciudades. En cierta manera el individuo se siente incompleto cuando está solo. Analizando el Yo y el Ello podemos descubrir que la percepción es al Yo lo que el instinto al Ello. El yo representa la razón y el Ello las pasiones. Freud afirma que los dos principios de la vida psíquica son el principio de la realidad y el de placer.
Pero en Tótem y Tabú afirma una genialidad, desde el punto de vista genético: la naturaleza social de la neurosis se deriva de la tendencia original de huir de la realidad, que no nos ofrece satisfacciones (placer), para refugiarse en un mundi imaginario lleno de promesas. El neurótico se escapa del mundo real, no compartiendo las instituciones creadas por la sociedad y el trabajo colectivo y negando así la realidad. Si los procesos psíquicos de una generación de seres humanos no siguieran desarrollándose con la siguiente; cada generación debería recomenzar su aprendizaje de vida.
Existe entonces una continuidad psíquica dentro de este proceso existencial. En su trabajo de los actos obsesivos y las prácticas religiosas, Freud dice que la renuncia a los instintos constitucionales que en actividad dotarían al Yo de un placer primario es el fundamento del desarrollo de la civilización (a causa de la voluntad de poder). La represión es aportada por las religiones, haciendo que el ser humano sacrifique a los dioses el placer de sus propios instintos. Este sacrificio sólo potencia la voluntad de poder. Freud termina afirmando que existe un programa (como el de una computadora), que es regido por el principio de placer.
El doctor Herman Bleiweiss estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, se especializó en psiquiatría y es miembro de la Academia de Ciencias de New York y del American College of Medical Genetics. Su aporte más importante lo ha efectuado como director del Centro de Psiquiatría Genética de Buenos Aires y como director de investigaciones psiquiátricas y del laboratorio de genética humana del Falkirk Hospital de Nueva York. Su experiencia lo ha llevado a escribir este libro convencido de que la genética es hoy en día la ciencia más apasionante que tenga a su alcance el ser humano. En este trabajo Bleiweiss afirma que Freud se adelantó a su tiempo y predijo varias cosas que son aceptadas como verdad en la genética.
Ya Charcot afirmó que la herencia era la única causa de la histeria y los factores etiológicos en realidad desempeñaban un papel de agentes provocateurs o sea, agentes provocadores. Freud estableció que se puede comprender cómo es que el método que él plantea actúa curativamente, pues aplicando el mismo se verifica un importante progreso, pero la histeria no es curada por ser una disposición. Freud es aún más terminante y dice que la neurosis de angustia no permite descubrir un proceso etiológico, lo que determina que existe una grave tara hereditaria. Para Freud existían las neuropatías adquiridas y las hereditarias. Pero parecía importante evaluar el factor psicosomático. El esquema de la etiología de la neurosis de angustia es... Condición herencia, causa específica, un factor sexual que actúa en el sentido de desviar de los psíquico a la tensión sexual.
Causas auxiliares, todas las influencias nocivas recibidas de la emoción, agotamiento, estrés, etcétera. Pero la disposición hereditaria es la condición más importante de la neurosis de angustia.
En el capítulo IX de “Vida sexual y neurosis”, Freud dice que en la psiconeurosis es determinante la influencia hereditaria y no tan clara la causación. Freud plantea un tema interesante y es que el psicoanálisis puede seguir una ruta hacia la investigación orgánica.
Así, se pregunta si la represión de los instintos sexuales parciales sólo impuestos por los factores de la vida son la única fuente de represión o, por el contrario, preexisten circunstancias constitucionales que lleven a los órganos a exagerar su papel erógeno y que por tal motivo provoquen la represión de los instintos. Para Freud nuestras disposiciones son inhibiciones de la evolución de las neurosis obsesivas, por ejemplo. Los instintos, y no los estímulos externos, son los factores o motores reales del progreso que establecido el desarrollo del sistema nervioso. Para conseguir sus fines, Freud dice que el hecho de que el instinto nazca de fuentes somáticas no significa que lo conozcamos en ese plano existencial sino que por el contrario se nos revela en la vida anímica por sus fines.
Incluso se puede hablar de una herencia arcaica pasada de generación a generación. En tal sentido Freud tomó de Breuler el concepto de ambivalencia, con respecto a sentimientos contrarios dirigidos a un objeto, por ejemplo amor y odio. Y aunque la ambivalencia es un síntoma de la esquizofrenia, también podemos hablar de ambivalencia normal. El instinto de contemplación es para Freud autoerótico en su primera fase, teniendo como objeto el mismo cuerpo. Y sólo con el transcurso del tiempo cambia el individuo este objeto por otro análogo y ajeno.
Cuando hablamos de instinto no nos referimos al concepto de pulsión. El instinto es un esquema de comportamiento heredado, propio de una especia animal, que varía poco uno u otro individuo, y se desarrolla según una secuencia temporal poco proclive al cambio y que responde a la finalidad hacia la cual se dirige. Desde la contemplación hacia el narcisismo. Los instintos autoeróticos son primordiales en el narcisismo, pero para conformar el narcisismo debe haber otro acto mental. Para esto es preciso comprender que un individuo tiene una doble existencia que va contra su voluntad (Esto significa contra sus instintos de poder).
Es evidente que el individuo coloca todas sus funciones al servicio de la reproducción a cambio de un poco de placer. Pero, ¿cómo se puede explicar la ligazón entre el instinto y la obsesión de repetición? Un instinto sería una tendencia propia de lo orgánico vivo a la reconstrucción de un estado anterior, que lo animado tuvo que abandonar por fuerzas exteriores. Cuando Freud se percata de que un individuo integrado en un grupo reacciona diferente del individuo aislado, nos da las pautas de lo que estudiamos en psicología moderna, respecto de que no sólo la vida orgánica sino la inteligencia, desempeñan en los fenómenos inconscientes un papel importante.
Nuestros actos conscientes se evidencia y son originarios del substratrum inconsciente, que está formado en su mayor parte por las influencias hereditarias. Con sus inagotables residuos ancestrales, que son el inconsciente arcaico de la especie. Trotter, citado por Freud, dice que los fenómenos psíquicos de las multitudes son producto de instinto gregario, innato en las especies humanas, que biológicamente cumple la función de una extensión policelular, por la cual un organismo se halla unido de alguna forma, o está en contacto con los demás de su especie.
Lo que sería desde la concepción de la libido, una nueva tendencia para que los seres humanos semejantes se integren en unidades más amplias como las grandes ciudades. En cierta manera el individuo se siente incompleto cuando está solo. Analizando el Yo y el Ello podemos descubrir que la percepción es al Yo lo que el instinto al Ello. El yo representa la razón y el Ello las pasiones. Freud afirma que los dos principios de la vida psíquica son el principio de la realidad y el de placer.
Pero en Tótem y Tabú afirma una genialidad, desde el punto de vista genético: la naturaleza social de la neurosis se deriva de la tendencia original de huir de la realidad, que no nos ofrece satisfacciones (placer), para refugiarse en un mundi imaginario lleno de promesas. El neurótico se escapa del mundo real, no compartiendo las instituciones creadas por la sociedad y el trabajo colectivo y negando así la realidad. Si los procesos psíquicos de una generación de seres humanos no siguieran desarrollándose con la siguiente; cada generación debería recomenzar su aprendizaje de vida.
Existe entonces una continuidad psíquica dentro de este proceso existencial. En su trabajo de los actos obsesivos y las prácticas religiosas, Freud dice que la renuncia a los instintos constitucionales que en actividad dotarían al Yo de un placer primario es el fundamento del desarrollo de la civilización (a causa de la voluntad de poder). La represión es aportada por las religiones, haciendo que el ser humano sacrifique a los dioses el placer de sus propios instintos. Este sacrificio sólo potencia la voluntad de poder. Freud termina afirmando que existe un programa (como el de una computadora), que es regido por el principio de placer.
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