Por Dr. Fernando Estévez Griego
En 1899 P. Näcke utilizó el vocablo narcisismo para describir clínicamente aquellos casos donde un individuo tomaba como objeto sexual su propio cuerpo, y al que contemplaba con satisfacción, y lo acariciaba, o bien lo besaba. Llegando a este punto, el narcisismo constituye una perversión, por acaparar totalmente la vida sexual del sujeto. La investigación de esta conducta dentro del psicoanálisis ha demostrado que la misma se presenta en personas aquejadas de otro tipo de perturbaciones.
Por ejemplo, y siguiendo a Sadger, esta conducta era extensible a homosexuales, lo que hace sospechar a Freud de que la evolución sexual del individuo posee ciertas localizaciones narcisistas de la libido. Esto establecería que el narcisismo no es ya una perversión en sí misma sino un componente libidinoso del egoísmo del instinto de conservación, pero éste egoísmo es necesario a cualquier ser vivo.
Asimismo, Freud plantea su posición ante los Parafrénicos, término que utiliza para englobar a los casos de demencia precoz de Kraepelin o la esquizofrenia de Breuler. Verifica aquí una ruptura con el mundo exterior así como su relación erótica con las personas y las cosas que en los casos de histeria o neurosis obsesiva no acontecen, pues su ruptura con la realidad no significa que también se haya roto con la conservación de las fantasías, las cuales prosiguen, sino que han sustituido los objetos reales por otros imaginarios.
Así, estas personas han renunciado a los actos motores que les permiten conseguir sus fines en tales objetos. Este caso, Carl Jung lo define como introversión de la libido. El parafrénico, por el contrario, no sustituye los objetos reales por los imaginarios, sino que su ruptura es total y, sólo en algunas casos, Freud ha comprobado que puede habar una sustitución parcial y momentánea, en un intento de curación.
En la esquizofrenia la libido se retrae, precisamente por la manía de grandeza, la cual se constituiría a partir de la libido objetivada. Esta libido estaría sustraída al mundo externo y transportada al Yo, surgiendo ese estado al que Freud denomina narcisismo. Más adelante la exposición de la hipótesis freudiana recae en la división de la libido en una libido propia del Yo y otra que enviste los objetos. Esto significa que existió una división en instintos del Yo e ins-tintos sexuales. Así se dividen los instintos en dos categorías: Hambre y Amor, basando dicha división en bases biológicas.
El individuo es un eslabón en el encadenamiento de la vida y la especia a la cual sirve independientemente de su propia voluntad. La sexualidad es para el individuo un fin propio siendo un agregado a su plasma germinativo a cuyo servicio pone sus fuerzas a cambio simplemente de placer. Más adelante, Freud critica a Jung afirmándose en Ferenczi, sobre lo que considera un error y éste es hacer coincidir la libido con el interés psíquico. Para Freud la libido sigue teniendo su contenido sexual.
A partir de Firenczi, Freud descubre que cuando un individuo tiene un dolor o problema orgánico, cesa de interesarse por el mundo exterior, precisamente por no tener más relación con su dolencia, retirando el interés libidinoso de sus objetos eróticos, cesando de amar mientras sufre. Enton-ces es cuando el enfermo dirige hacia su Yo las cargas de la libido para curarse. De esta forma, el interés del Yo y la libido son comunes y se hacen indiferenciables.
Lo mismo acontece por ejemplo en el sueño donde la libido se retraería sobre el deseo de dormir, la cual podría ser catalogada de retracción narcisista. El hipocondríaco retrae su atención de los objetos del mundo exterior y la po-ne en el órgano dañado o en su propia enfermedad. Entre otros aspectos destacables de Freud, en este libro el mismo plantea que así como la libido del objeto encubrió, en pri-mera instancia, la percepción de la libido del Yo, de igual manera la elección del objeto sexual del niño o adolescente es tomada de sus propias experiencias de satisfacción, ligadas a sus funciones vitales de conservación.
Por este motivo los instintos sexuales se basan en los principios de satisfacción de los instintos del Yo independizándose posteriormente uno de otros. Esto produce que el niño elija sus primeros objetos sexuales, entre quienes lo protegieron durante los primeros tiempos de su infancia, esto es su madre o personas cercanas que desempeñaron algún papel similar, (este tipo de elección es apodado técnicamente como aposición). Así mismo el psicoanálisis comprueba que en algunos individuos en los cuales la libido ha sufrido alguna perturbación, como en el caso de los perversos u homosexuales, se hace evidente que los mismos no eligen el objeto erótico conforme a la imagen de su madre sino que lo hacen con la imagen que estos tienen de su propia persona.
Sin hacer una clasificación, Freud plantea que los seres humanos pueden optar en la elección de su objeto erótico entre la opción por aposición o la narcisista. Así, el individuo tiene dos objetos sexuales primitivos: él mismo y la mujer nutriz. En el caso de la mujer, existe una diferencia sustancial en la elección del objeto. En el caso de la mujer, por ejemplo, al dar a luz un hijo ésta deposita parte del amor objetivisado, sin olvidar su narcisismo al considerar al hijo como una parte de su propio cuerpo.
Freud plantea entonces los caminos de la elección de objeto en:
1) Conforme al tipo narcisista, a) lo que es uno, b) lo que uno fue, c) lo que uno quisiera ser, d) a la persona que fue una parte de uno mismo.
2) Conforme al tipo de aposición, a) a la mujer nutriz o b) al hombre protector. Añadiendo por supuesto a las personas sustitutivas que pueden estar en reemplazo de cual-quiera de estos referentes.
Otro aporte significativo es el estudio del complejo de castración, que significa la pérdida del pene por el niño y la envidia del pene en la niña que debe ser examinado en relación con la temprana intimidación sexual. Luego de ciertas observaciones Freud plantea un ejemplo de cómo los neuróticos revelan sus fantasías patógenas. Caso a) un joven de 20 años con demencia precoz o hebefrenia al salir del sanatorio luego de una leve mejoría, al empeorar contó que un médico le había aconsejado coquetear con su madre.
Mientras que una joven hija de un médico que había enfermado de histeria y, luego de no mejorar con tratamientos somáticos, se encontró con una amiga que le aconsejó ver a Freud, a lo cual ésta contestó: ¿Para qué habría de hacerlo? Pues Freud le preguntaría seguramente si no se le había ocurrido tener relaciones sexuales con su padre. Freud deduce que las fantasías contadas por los pacientes como si hubieran sido contadas por los médicos refleja y revela las fantasías patógenas. Posteriormente el libro se dirige a la práctica y experiencias de la práctica analítica y al simposio sobre la masturbación en el cual plantea sus divergencias y coincidencias con Stekel y reafirma la división en tres tipos de la misma en etapas diferentes del ser humano tales como la lactancia, la infancia y la adolescencia.
Sin profundizar en el tema y analizando el libro rápidamente estimo que el estudio del narcisismo es esencial para comprender ciertos fenómenos propios a las fantasías mentales que todo individuo en cierta ocasión percibe como realidades palpables y que determinan una actitud ante la sociedad.
Del Libro de Psicología
Dr. Fernando Estévez Griego
Trabajo para la P.W. University
martes, 31 de julio de 2007
Del Libro NARCISISMO Y OTROS ENSAYOS de S. Freud
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